Pues va a ser cierto ...

... que con poco que hagamos se completan sensaciones tan placenteras y reconfortantes en esta vida que pueden marcarte el día, semana ... o yo que sé.

Aún no transcurrieron 24 horas desde que experimenté la sensación más ... de mi vida (por supuesto tras el nacimiento de mi peque y de ver por primera vez a mi esposa entrando en la iglesia el día de mi boda) y es que como mi profesión me lo permite, constantemente tengo que hacer análisis organolépticos a la fruta (en definitiva probarla) y cojo bolsas para mi casa de vez en cuando para uso personal, pues bien ayer tras la recogida de una muestra de una finca, me encontré andado al lado de mi coche a una señora de origen árabe y a una pequeña de no más de 2-3 añitos y sin saber por qué motivo frene bruscamente frente a ellas y le dí a la pequeña una mandarina y a la madre el resto ... nunca podré olvidar el brillo de los ojos de esta pequeña, jamas un gesto que para mi es estúpido imaginé que me provocará esa alegría, que provocó a su vez que mi ojo izquierdo dejara caer una lágrima por mi mejilla, subí al coche y los ojos de la nena no paraba de seguirme, aceleré y aún cuando lo comento a mis compañeros o escribo esto me vuelvo a emocionar.

A ver si me sigo aplicando el cuento, pues igual esto fue una señal para que nos fijemos más en nuestro entorno y con simples gestos ayudemos al que está al lado, aunque ... a veces con no fastidiarlo es suficiente.