… parecía que nunca iba a sonar la maldita campana, pero lo hizo y te arrastras hacia tu rincón, la mirada la tienes perdida, aunque eso es lo que menos importa en estos momentos, solo quieres encontrar un punto que te haga recuperar la confianza en ti, por eso solo puedes girar tu dolorida e hinchada cabeza hacia la posición de tus padres. … y ahí están con el rostro desencajado por el espectáculo tan dantesco que están presenciando y con el que estas arruinando tu vida, pero es tu sueño y ellos aunque no lo entienden, lo comparten.
Aunque ya se disputaron varios asaltos, ella llega invitada por tu hermana, ya la conoces y te percataste de su existencia. Pero en estos momentos … todo es diferente, puedes sentir como la sangre fluye con más velocidad atravesando tu sien y cada vez notas como tu corazón se aceleras más y más y no es por el combate que empezaste ya que en estos momentos no parece que recuerdes que estas en la cuerda floja. Según tu entrenador la maldita campana ha vuelto a sonar aunque ni la escuchaste … en segundos todo cambió, te levantas con más fuerzas que nunca de ese banco de madera de cuatro patas manchado con tu propia sangre y de tantos otros que seguro que sufrieron más que tu.
Unos segundos de contacto visual entre tus dañadas pupilas y las suyas han bastado para recuperarte, te transmite fuerza, valor y capacidad para reflexionar antes de dirigir cualquier movimiento. No deseas recibir ni un golpe más, pero si llegan que seguro que lo haran, tu cabeza siempre se desplazará en la dirección de ella, ya que sabes que viendo su rostro este golpe no calará tan profundo y sus ojos miel te reconfortaran y te harán que corrijas tu posición.
Aunque ya se disputaron varios asaltos, ella llega invitada por tu hermana, ya la conoces y te percataste de su existencia. Pero en estos momentos … todo es diferente, puedes sentir como la sangre fluye con más velocidad atravesando tu sien y cada vez notas como tu corazón se aceleras más y más y no es por el combate que empezaste ya que en estos momentos no parece que recuerdes que estas en la cuerda floja. Según tu entrenador la maldita campana ha vuelto a sonar aunque ni la escuchaste … en segundos todo cambió, te levantas con más fuerzas que nunca de ese banco de madera de cuatro patas manchado con tu propia sangre y de tantos otros que seguro que sufrieron más que tu.
Unos segundos de contacto visual entre tus dañadas pupilas y las suyas han bastado para recuperarte, te transmite fuerza, valor y capacidad para reflexionar antes de dirigir cualquier movimiento. No deseas recibir ni un golpe más, pero si llegan que seguro que lo haran, tu cabeza siempre se desplazará en la dirección de ella, ya que sabes que viendo su rostro este golpe no calará tan profundo y sus ojos miel te reconfortaran y te harán que corrijas tu posición.
1 comentario:
Qué bonito, jodío. Me gusta la metáfora del combate.
De todas formas, esquiva los golpes que puedas.
Un beso.
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