El viaje no es demasiado largo, pero si contiene demasiadas curvas, subidas y bajadas, solo debes anhelar y buscar que en el camino te acompañe alguien querido, cuidarlo y procurar que en tu caravana se suba mas gente. Así veo yo la vida.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Nunca había dedicado demasiado tiempo a leer las tarjetas de felicitaciones, pero oye, como dice mi mujer (y creo que no es el caso) "esto del embarazo me tiene las hormonas to confundías". Y es que el domingo pasado me regalaron una que si que me hizo reflexionar un poco. Ahí va:


Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho.
Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.
Dura sólo un instante y se recuerdo a veces perdura por toda una vida.
No hay nadie tan rico que no la necesite, ni tan pobre que no la pueda dar (en esto discrepo)
Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios y es contraseña entre amigos.
Es descanso para el cansado, luz para el desolado, sol para el triste y antídoto para los problemas.
No se puede comprar ni pedir prestada, tomarla o robarla, sirve solo como regalo.
Y nadie necesita tanto de una sonrisa como quien se olvidó de sonreír.
Sonríe siempre porque las sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y lo mejor que podemos dar.

2 comentarios:

Isabel Sira dijo...

A mí me gusta regalar sonrisas. Es verdad que se responde de otra manera cuando tu interlocutor te sonríe, incluso por teléfono... Espero que os lleguen a vosotros multitud de ellas...

Suntzu dijo...

Os mando una bien grande. A los tres. :)